CUENTO CORTO DE ANIMALES
Contenidos
Introducción.
El cuento corto de animales, “El ratón que quería cazar nubes”, habla de un ratoncito empeñado en capturar una nube para poder quedársela como si fuese un tesoro.
El pequeño ratón se esfuerza mucho pero, por más que lo intenta, no lo consigue y eso le pone muy triste.
Una mañana, su hermana pequeña le quita un objeto que ha preparado para capturar nubes, pero cuando el ratón intenta recuperarlo ocurre algo que le hace cambiar de idea ¿Quieres saber lo que sucede?
Si te gustan los cuentos de animales te gustará leer Los amigos del pingüino.
Cuento. “El ratón que quería cazar nubes”
En un lugar oculto del bosque se escondía una bella pradera. Allí vivía una pequeña familia de ratones. Mamá y Papa Ratones, Ratón Grande y su hermana pequeña, Ratoncita.
Ratón Grande tenía 4 enormes años y lo que más le gustaba era mirar las nubes. Podía pasar tardes enteras tumbado sobre la verde hierba mirando el cielo, las nubes y sus increíbles formas.
Una noche, justo antes de ir a la cama, Ratón Grande entró en el dormitorio de papá y mamá.
– ¿Qué haces mamá? – preguntó Ratón Grande.
– Estoy guardando mis pendientes para no perderlos.
Entonces, a Ratón Grande le empezó a rondar una idea brillante por la cabeza.
– ¿Y dónde los guardas? – preguntó a su mamá.
– Pues en este pequeño cofre, ¿ves? – dijo mamá agachándose para que Ratón Grande pudiera verlo.
Esa noche, Ratón Grande imaginó que si mamá podía guardar todas esas cosas brillantes, él podría hacer lo mismo con aquello que más le gustaba.
Y así, a la mañana siguiente, Ratón Grande salió al prado para intentar meter algunas nubes en un saco.
Ratón Grande corría de un lado a otro alzando el saco para poder capturar las nubes, pero no consiguió llenarlo ni un poquito.
Cuando ya estaba tan cansado que no podía correr más, se sentó sobre una piedra con cara de pena.
Papá Ratón se acercó – ¿Qué te pasa hijo? –
– Pues que mamá tiene su cofre para guardar sus tesoros y yo no puedo guardar ni siquiera una nube – se lamentó Ratón Grande.
– Pero hijo, hay cosas que no se pueden guardar. Los tesoros de mamá pueden estar en cofres, pero las nubes deben estar en libertad.
– Pero yo quiero una nube – insistió Ratón Grande.
Papá Ratón acarició a Ratón Grande y se marchó a terminar sus labores.
A la mañana siguiente, Ratón Grande tuvo una magnífica idea. – Cogeré una rama muy larga y así las nubes se quedarán enredadas, como el algodón de azúcar.
Ratón Grande corría de un lado a otro con su gran rama, intentando que las nubes se quedaran enganchadas, pero lo único que consiguió fue un montón de telas de araña.
Papá Ratón se acercó al ver la cara de pena de su hijo.
– ¿Sigues intentando cazar nubes?
– Sí, pero de momento no he conseguido más que todas estas telas de araña. Yo quería que las nubes se engancharán como el algodón de azúcar.
– Pero, hijo, hay cosas que no se pueden enganchar, ni capturar. Las nubes sólo pueden estar en el cielo.
– Pero yo quiero una nube – refunfuñó Ratón Grande.
Papá Ratón abrazó a su hijo y volvió a sus tareas.
A la mañana siguiente, Ratón Grande decidió construir un cofre como el de mamá. Cogió madera, clavos y un martillo.
Papá Ratón se acercó para ver quién estaba haciendo tanto ruido.
– ¿Qué haces hijo?
– Estoy construyendo un cofre como el de mamá. Seguro que así las nubes no se escaparán.
– Pero hijo, las nubes no van a querer meterse dentro, ellas viven en el cielo.
– Pero yo quiero una nube, dijo decidido Ratón Grande.
Papá Ratón negó con la cabeza y se marchó.
Mientras Ratón Grande recogía las herramientas, su hermana pequeña, Ratoncita, cogió el cofre y corrió a la pradera.
Ratón Grande corrió tras ella para recuperar su cofre. Entonces vio como Ratoncita metía una mariposa en el cofre.
– Pero Ratoncita, ¿no ves que no puedes guardar una mariposa en el cofre? Las mariposas viven libres en el bosque y no puedes capturarlas. Además, podría lastimarse las alas y le harías mucho daño.
Ratoncita se puso muy triste – bueno, yo no quería hacerle daño, es sólo que me encantan las mariposas y quería guardarla, igual que hace mamá con sus cosas brillantes.
– No te pongas triste Ratoncita. Las mariposas tienen que vivir en libertad ¿Te maginas que alguien quisiera meternos a nosotros en una caja? Hay cosas que no se pueden guardar.
En ese momento, Ratón Grande, se dio cuenta de que él tampoco podía cazar las nubes, pues hay cosas que no se pueden capturar.
Papá Ratón se acercó y se sentó junto a los dos. En ese mismo instante una mariposa comenzó a revolotear junto a ellos. – Extiende la mano Ratoncita, despacio, muy despacio – dijo Papá Ratón.
La mariposa se posó y Ratoncita sonrió.
Ratón Grande se echó sobre la hierba, estiró sus brazos e imaginó que tocaba las nubes.
Papá Ratón puso sus manos sobre las de Ratón Grande y juntos las acariciaron mucho, mucho tiempo.
FIN
Autora: Beatriz de las Heras García
Preguntas sobre el cuento.
- ¿Qué es lo que más le gusta a Ratón Grande?
- ¿Dónde guarda sus joyas la mamá de Ratón Grande?
- ¿Qué quiere capturar el Ratón?
- Cuando Papá Ratón le ve ¿qué le dice a Ratón Grande?
- ¿Qué objeto construye Ratón Grande?
- ¿Quién le quita el objeto?
- ¿Qué intenta guardar Ratoncita?
- ¿Crees que es bueno capturar animales o es mejor tenerlos en libertad?
- ¿Qué has aprendido con esta bonita historia?