CUENTO DEL AMOR Y LA AMISTAD. La hoja y la flor
Contenidos
Introducción.
Un cuento del amor, recomendado a partir de 11 años, que os enseñará que no todo en la vida es eterno y no podemos controlar todo lo que nos sucede.
A veces nuestros sueños no se cumplen tal y cómo lo hemos planeado, pero aún en los momentos más difíciles hay que seguir luchando por aquello que queremos.
Cuento. “La hoja y la flor”
Por fin llegó la primavera. Todo olía a flores y a césped.
Los árboles recuperaron todas las hojas que durante el otoño habían perdido. Ahora ya no parecían desnudos, sino que lucían verdes vestidos que cubrían sus fuertes ramas.
El suelo se cubrió con un manto de flores de todos los colores y tamaños que impregnaban
el aire con su dulce aroma primaveral.
En lo alto de una colina se podía ver el árbol más viejo del lugar, donde los niños solían ir para jugar y disfrutar subiendo a sus robustas ramas mientras imaginaban que eran grandes escaladores.
El viejo árbol era la envidia de todos los demás. Su fuerte tronco y sus grandes ramas no tenían comparación y siempre lucía las más grandes y verdes hojas. Lo cierto es que despertaba gran admiración.
Bajo él siempre podías encontrar pequeñas flores silvestres que embellecían aún más el paisaje que le rodeaba.
Todas las hojas que brotaban de él se sentían afortunadas y dichosas por estar en tan célebre y admirado árbol.
Allí, junto a las demás, brotó una hoja de gran tamaño. Era tan bonita que los niños que allí jugaban se asombraban de su esplendor. Lo cierto es que desde los primeros brotes, nuestra hoja ya apuntaba maneras.
La hoja, orgullosa y satisfecha de su belleza y del lugar en el que había nacido, no podía imaginar qué es lo que le depararía el futuro.
Justo a los pies de la hoja floreció una hermosa flor. Sus tonos morados, su olor y su dulce néctar la hacían tan atractiva que todos los que por allí jugaban la rodeaban para no pisarla y mantener intacta su imagen y esplendor.
Fue la hoja la que primero se fijó en tan dulce imagen. Después fue la flor la que le correspondió.
Así comenzó una bonita historia de amor.
Pasaron los días y avanzó la primavera convirtiéndose en verano. La hoja protegía a su amada flor, dándole sombra en las horas de más calor y la flor le embriagaba con su aroma en las deliciosas y estrelladas noches.
Hablaban y hablaban día y noche y en cada conversación no paraban de hacer planes sobre el momento en que pudieran estar juntos.
Ambos habían oído hablar del otoño y de cómo las hojas caían de los árboles y esperaban ese momento con gran impaciencia, pues pensaban que sería el inicio de su vida juntos.
Y así un día daba paso al otro y julio le cedió el turno a agosto. Durante este mes ya no tenían tantas visitas de niños y adultos. Las vacaciones habían llegado y muchas familias se habían marchado.
Lo cierto es que se respiraba más tranquilidad, pero se echaban de menos las risas y la alegría que los niños traían cada mañana.
Y acabó agosto, dejando que el comienzo del curso abriera paso a septiembre. Dura
nte todo ese tiempo el amor entre la hoja y la flor no había hecho más que crecer y fortalecerse. Sus planes y sueños eran tan hermosos que casi parecían reales.
Ambos entendían que el momento que tanto anhelaban estaba a punto de llegar y fue entonces cuando la bella flor se comenzó a debilitar.
Por más que la hoja se esforzaba para caer del que había sido su soporte durante tantos meses, no lo conseguía.
Llegó octubre y todo se cubrió de preciosos tonos naranjas, cobres y marrones. Los esfuerzos de la hoja al fin fueron recompensados y cayó…Pero al llegar al suelo su amada flor ya no estaba tan lozana y fresca. La hoja se sentía débil y mustia y no entendían que estaba pasando.
Aún así, flor y hoja disfrutaron de su momento de reencuentro, aunque sabían que duraría poco tiempo, pues el viento pronto llegaría para revolver todo lo que encontrase a su paso.
Así fue, como la hoja y la flor aprendieron que no todo es eterno y no todo se puede controlar. El transcurrir de la vida hizo que sus planes cambiaran, pero su amor era tan fuerte que decidieron seguir esforzándose para seguir juntos. Porque aunque las cosas no les habían salido como ellos esperaban siguieron esforzándose para no separarse y permanecer unidos.
¿Sabéis que ocurrió con los enamorados…?
El viento pudo ver todo su amor y con sumo cariño los balanceó hasta un pequeño agujero que había en el suelo.
Y llegó el invierno, la flor y la hoja en su refugio se protegieron. Entonces las lluvias y el sol les convirtieron de nuevo en hoja y flor. Y así los eternos enamorados entendieron que a veces la vida te ofrece momentos de alegría y color y momentos de frío y desazón.
Y así fueron felices durante muchos, muchos años.
FIN
Autora: Beatriz de las Heras
Preguntas sobre el cuento del amor.
- ¿Cuántas veces te ha sucedido que esperas algo con impaciencia y luego no resulta como tú pensabas?
- ¿Sueles tirar la toalla ante la adversidad o insistes en alcanzar tus sueños? Justifica tu respuesta.
- ¿Qué aprendieron el árbol y la flor con el transcurso de las estaciones del año?
- ¿Crees que con el paso del tiempo te has vuelto más sabio? ¿has aprendido de los errores?
- ¿Consideras los errores como un aprendizaje o como un bache en el camino? Justifica tú respuesta.
Be the first to comment