¡Hola! Yo soy Lucas, tengo 11 años y soy el hermano mayor, me encantan los trucos de magia y que me cuenten historias de tiempos pasados. Siempre tengo que estar pendiente de mis hermanos y mis padres dicen que soy muy responsable y generoso. Sin embargo, ser el mayor también me otorga el títulos de “Culpable de todo”, porque eso de ser el mayor tiene muchas cosas buenas, pero también muchas cosas malas.
El día en que nació mi hermano pequeño, mis padres decidieron que yo tenía que dar ejemplo. Habían leído en algún lugar que los hermanos pequeños se fijan más en lo que hacen sus hermanos mayores, que en sus propios padres… ¡Toma ya! No sé quien escribió eso, pero se podía haber guardado sus opiniones para él solito, porque a mí me ha arruinado la vida.
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Estoy hasta el mismísimo gorro de oír – Lucas, recoge tu cuarto, que tienes que dar ejemplo – o – si tu no paras de hacer el gamberro, tus hermanos no van a parar, porque te están imitando. – Vamos, que haga lo que haga, el primer nombre que dicen siempre es el mío.
Sin embargo, ser el mayor también tiene sus cosas buenas. Mientras mis padres estaban totalmente desquiciados criándonos a los tres, yo fui desarrollando una estrategia perfecta con la que camelarme a mis progenitores.
Sí señores. Se trata de poner “cara de pena”, pero no cualquier cara. El gesto debe llevar un poco de pena, una pizca de “siéntete culpable” y otra de “ya es mayor y hay que dejarle volar” …
Es una receta infalible y que sirve para cualquier asunto que requiera algo más de esfuerzo. Que quiero ir a dormir a casa de un amigo, pero los últimos exámenes han estado en el límite de lo aceptable, pues pongo “cara de pena”; que quiero cenar por segunda vez en una misma semana pizza de pepperoni, pues espero a que pongan un partido del Atlético de Madrid, pongo “cara de pena” a mi madre y busco el apoyo de mi padre, que no piensa más que en la portería del contrario, pues ser del Atlético, como es mi padre, es algo que se vive y se sufre con gran intensidad.
Por cierto, esta receta sirve para cualquier afición que tengan vuestros padres (fútbol, baloncesto, golf, etc.) y para cualquier equipo. Pero cuidado, que una vez que os descubran, no os servirá con incrementar los ingredientes, de eso nada, os tocará buscar nuevas recetas y aun así no os garantizo que vuelvan a funcionar con la misma efectividad.
Autora. Beatriz de las Heras
Ilustradora. Alba Pérez
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