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No se puede decir que la Navidad ha llegado hasta que el árbol y el portal de Belén abandonan sus cajas para, un año más, volver a formar parte de la decoración de nuestros hogares, pero…. ¿Sabemos cuál es el origen de la Navidad?
Por desgracia, el verdadero significado de estas fiestas ha quedado relegado a un segundo plano. En su lugar, los regalos y las grandes cenas y festejos han tomado todo el protagonismo.
Una buena forma de hacer que los niños sean conscientes de lo que entrañan estas fiestas es haciéndoles conocedores del simbolismo de todo lo que nos rodea durante estos días. Explicarles la historia del nacimiento del niño Jesús, o de dónde vienen los tradicionales adornos del árbol de Navidad, les ayudará a disfrutar del verdadero “espíritu de la Navidad.”
El árbol de Navidad tiene su origen en el Norte de Europa, donde celebraban el nacimiento del dios del sol, adornando un árbol de hoja perenne.
Los cristianos tomaron esta idea y, muchos años después, San Bonifacio utilizó un pino para celebrar el nacimiento de Cristo. La hoja perenne (como la del pino) simboliza la naturaleza eterna de nuestro Señor y nuestro amor hacia él, y su forma triangular representa la Santísima Trinidad.
San Bonifacio utilizó manzanas y velas para decorar el árbol de navidad. Las manzanas representaban el pecado original y las velas simbolizaban la luz divina de Jesucristo, el Salvador.
Hoy en día, se han sustituido las manzanas por las bolas de Navidad y las luces navideñas han reemplazado las velas de antaño.
Las bolas de navidad han adquirido también su propio simbolismo con el paso del tiempo. Los colores de estos adornos representan sentimientos propios de la celebración del nacimiento del niño Jesús. Así, el azul habla de reconciliación, el oro de alabanza, el rojo son nuestras peticiones y ruegos y, por último, el color plata que simboliza el agradecimiento.
La estrella, que seguro ya habréis colocado en lo alto del árbol, representa la fe cristiana y hace referencia a la estrella de Belén, que iluminó el camino de los tres Reyes Mayos para que pudiesen llegar y adorar al niño Jesús.
La historia del portal de Belén y el Niño Jesús.
La palabra Navidad (del latín Navitas, Navitatis) significa “nacimiento”. El origen de estas fiestas lo encontramos en el Nacimiento del niño Jesús, hijo de María y José.
La historia narra como el arcángel Gabriel visitó a María y le indico que iba a tener un bebé, que sería el Hijo de Dios y que se llamaría Jesús (Dios salva).
Así mismo, José recibió la visita de un ángel del Señor que le explicó que María tendría un bebé por obra del Espíritu Santo.
María y José fueron a Belén para dar a luz al pequeño, pero al no encontrar ninguna posada para descansar tuvieron que refugiarse en una pequeña gruta que se utilizaba para cobijar el ganado. Allí, María dio a luz a Jesús y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre sobre algo de paja.
En el cielo, un ángel resplandecía para dar la buena nueva a unos pastores que, rápidamente, fueron a adorar al niño, al Salvador.
Los tres Reyes Magos fueron guiados por una estrella hasta el lugar donde moraba el niño. Según la profecía, en Belén había de nacer el Rey de los Judíos y los tres Reyes Magos fueron a adorarlo y le obsequiaron con oro, incienso y mirra.
Es por ello que el día de Navidad se celebra el nacimiento de Jesús, que nació para mostrarnos las puertas del cielo y el camino de la vida eterna. Cristo representa el amor, la humanidad y la fe.
Esta preciosa historia es la que hoy en día nos lleva a poner un nacimiento o portal de Belén en nuestros hogares, con el que reconocemos la vida y el amor. Por suerte, el espíritu navideño invade el corazón de muchas personas que, en estas fechas, se vuelcan para ayudar a aquellos que más lo necesitan, mediante la recogida de alimentos, ropas o juguetes.
Esperamos que todo lo que os contamos os haga vivir la Navidad con mucha más intensidad e ilusión.
Os deseamos que paséis unas Felices Fiestas.
Autora: Beatriz de las Heras.
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