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¿Qué es la escucha activa?
La escucha activa es la capacidad de percibir el mensaje que el emisor nos quiere transmitir, pero no solo el mensaje, sino también lo que siente o cómo se siente con lo que está diciendo.
Uno de los grandes problemas de nuestra sociedad es la incapacidad que tenemos de escuchar a los demás.
Con escuchar no me refiero a oír, sino a tomar unos minutos para prestar atención a lo que alguien nos quiere decir, para empatizar con sus sentimientos.
La escucha activa debería formar parte de nuestra rutina familiar. Las ventajas de la escucha activa son tantas que es imposible enumerarlas. Aprender a escuchar y sentirnos escuchados es la mejor forma de mostrar respeto y amor por aquellos a los que más queremos, nuestros hijos, nuestra pareja, nuestros amigos o compañeros de trabajo.
De igual modo, en los colegios y en las aulas, deberían enseñar a los alumnos (de cualquier edad) a ser empáticos. Igual que les enseñan a dar las gracias y a pedir las cosas por favor, habría que reforzar la habilidad de empatizar y de escuchar activamente. La empatía y la escucha activa deberían ser una asignatura obligatoria, tanto para alumnos como para docentes.
Técnicas de escucha activa para niños
Aquí os dejo uno de los ejercicios de escucha activa para niños que más me gusta y que podéis usar en casa, en el colegio, e incluso adaptarlo a vuestro puesto de trabajo:
- Plantead un día a la semana para sentaros a conversar. Buscad un espacio tranquilo. No debe ser necesariamente el hogar o el aula, puede ser una activad que se realice al aire libre. Este entorno puede aportar mayor neutralidad y sensación de libertad.
- En cada sesión de escucha, se debe definir un tiempo para cada una de las partes. El emisor y el receptor tendrán que respetar los tiempos. Mientras uno habla el otro deberá permanecer totalmente callado. Cuando el emisor termine su tiempo, será el receptor el que asuma entonces el papel de emisor, disponiendo de su tiempo para hablar de lo que quiera.
- Durante el tiempo en que se hable cada cual, transmitirá el mensaje que más le plazca hasta agotar totalmente su tiempo.
- Al final, se puede dejar un espacio de tiempo para cada uno en el que se dará pie a la réplica de lo escuchado.
- Vigila tu lenguaje no verbal.
No sólo escuchamos con los oídos, debemos ser conscientes de todas las señales que se entrelazan en este proceso.
Nuestro cuerpo y nuestros gestos dicen mucho más de lo que creemos. La posición de nuestro cuerpo debe transmitir atención, no dejadez ni pasotismo. Nuestra mirada debe observar a quien está hablando, no a la ventana y lo que sucede en la calle. Nuestras manos deben permanecer tranquilas, estar constantemente tocando y doblando un clip puede estresar al emisor y desviar su atención.
- El proceso de escucha debe ser total y para ello todo tu cuerpo debe estar preparado para prestar atención y empatizar.
- Observa su lenguaje no verbal.
Cuando escuchamos debemos ser capaces de ver más allá de lo que se nos dice. Si alguien nos cuenta alguna tragedia de su familia, mientras se ríe, el mensaje que nos llega es contradictorio: ¿sufre o no? Generalmente los gestos corporales acompañan a las palabras. Incluso en ocasiones un gesto vale mucho más que toda una parrafada. Es importante que observemos a nuestro interlocutor
Al igual que entrenamos nuestro cuerpo con ejercicio, podemos entrenar nuestras mentes para mejorar la escucha activa. Y llegará el momento en que escuchar sea algo natural en nuestra persona.
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