Papá, me aburro

ME ABURRO

PAPÁ, ME ABURRO. ¡ME ABURRO!

Contenidos

Introducción.

Me aburro. ¿Cuantas veces habrán pronunciado esta frase nuestros hijos? El mejor juego es el que tu imaginación te deje crear. Sólo o en compañía da rienda suelta a tu imaginación y olvídate de las consolas y de la televisión. ¡Felices vacaciones!

Papá, me aburro es cuento para niños para que sepan que hacer cuando se aburren en casa. 

Si te gustan los cuentos sobre el verano te animamos a leer nuestro cuento Amigos de vacaciones.

Cuento. “¡Papá, me aburro!”

Comenzó el verano y Marta estaba entusiasmada. La piscina, el fin de las clases, los amigos del barrio…Un sueño hecho realidad.

Y así fueron las dos primeras semanas. Marta no paraba ni un minuto. De la piscina a la tele, de la tele a la consola, de la consola a la piscina, de la piscina al parque. Vamos, que no había un solo minuto del día en el que estuviera tranquila.

Pero sucedió algo inesperado. Sus dos amigas del barrio se marcharon de vacaciones y ahora bajar a la piscina ya no era tan divertido. Además, la consola y la tele terminaban por agotar su paciencia y ya no era divertido jugar en el parque, porque sin sus dos amigas no sabía cómo inventar historias a las que jugar.

De repente, Marta sintió una terrible sensación de soledad.- ¿Qué voy a hacer si no tengo amigas con las que jugar?

Y apareció esa frase que siempre se repetía cuando Marta estaba sola – Papá, me aburro. ¿A qué puedo jugar?

ME ABURRO

Su padre, que ya preveía que esto iba a suceder, tenía un plan bien organizado para que Marta descubriera lo divertido que es aburrirse.

– Había pensado ir a dar un paseo en bicicleta por el campo ¿te apuntas? – propuso su padre.

– Bueno – dijo Marta a regañadientes.

Se montaron en las bicis bien temprano y comenzaron a pedalear hasta que llegaron a un pequeño riachuelo que quedaba muy cerca de su casa.

¿Sabías que cuando yo era pequeño también hacía este recorrido?- Dijo el padre de Marta con cara de satisfacción.

¿Y por qué nunca me lo habías enseñado?- preguntó Marta.

Pues porque siempre estás muy ocupada con tus amigas, las consolas y la televisión y nunca quieres salir conmigo.

Marta se quedó pensativa. Era verdad, siempre que sus padres le proponían hacer algo juntos ella prefería quedarse con sus amigas o jugando con su consola.

Continuaron por un sendero que seguía el curso del pequeño río. El paisaje era muy bonito y al estar tan cerca del río y rodeados de árboles, no se notaba tanto el calor del verano.

Se detuvieron en una especie de escaleras formadas por rocas. Papá dejó su bicicleta y la de Marta atadas a uno de los árboles y comenzaron a bajar con mucho cuidado.

Marta estaba emocionada por la aventura que estaban viviendo: senderos, ríos, inmensos árboles y escaleras de rocas.

– Pisa con cuidado y siempre detrás de mí-, explicó el padre.

Vale papá.

Cuando llegaron abajo, Marta estaba exhausta y al levantar la mirada del suelo se quedó sin palabras.

Habían llegado a una parte del río donde se formaban pequeñas cascadas e incluso una zona en la que poder bañarse o sentarse a disfrutar del paisaje.

¡Papá, esto es precioso!- exclamó Marta.

Cuando yo era niño, me gustaba pasar largas horas en este lugar. Aquí me creaba las mejores historias de aventuras y piratas que jamás hayas imaginado. Además siempre traía unos cuantos botes de cristal para meter las piedras que más me gustaban o los insectos raros que me iba encontrado. Aquí sentía que todo era mágico y me encantaba disfrutar creando pequeñas cabañas a base de los troncos que iba encontrado.

¿Y no tenías amigos?

Claro que sí. A veces venía con ellos y nos pasábamos las horas inventando historias con las que nos divertíamos todo el día.

Y otras veces, cuando mis amigos no estaban me venía sólo y continuaba dando rienda suelta a mi imaginación.

Ya, pero yo no tengo tanta imaginación.

Eso es porque nunca la utilizas. Te has acostumbrado a que los juegos te los ofrezca la consola o a jugar con tus amigas a simular que sois como los dibujos animados que veis en la tele. Pero no sois capaces de crear vuestras propias historias de fantasía.

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¡Uf!, eso no es tan fácil.

Vamos a hacer una cosa. Esta noche vas a intentar hacer un dibujo de alguna fantasía con la que hayas soñado alguna vez o que hayas leído en algún cuento de los que te trae la abuela. Después, pon ese dibujo bajo tu almohada y al día siguiente volveremos aquí. Tal vez la magia de la noche haga que tu imaginación vuelva a resurgir. Ya verás como no hay nada más divertido que imaginar y crear historias.

ME ABURRO

Marta hizo lo que su padre le dijo. Hizo un dibujo que llevaba tiempo en su mente, pero que, tal y como su padre le había dicho, nunca tenía tiempo de pintarlo, porque siempre estaba muy ocupada con otras cosas.

Metió el dibujo bajo la almohada y se fue a dormir.

Al día siguiente, cuando llegaron a las cascadas, el padre de Marta le pidió que sacara su dibujo.

Imagina que lo que has pintado cobra vida aquí y ahora ¿qué sucedería?- dijo papá.

Marta no supo qué responder. Sacó el dibujo de su bolsillo y lo miró fijamente. De repente, le pareció como si su dibujo se moviese. Cerró los ojos con fuerza y los volvió a abrir dos veces, para ver si recuperaba la cordura, pero al volver a mirar su dibujo le sorprendió un ruido que venía de las cascadas.

Marta no podía creer lo que estaba viendo.

Las cascadas se estaban abriendo y salió  un ciervo montado por un hada del bosque. Era justo lo que había dibujado la noche anterior.

Pasaron varias horas en las que la pequeña no paró de jugar con su hada y de imaginar que saltaban de un lado a otro haciendo mágicas pócimas y curando a todos los animales que estaban enfermos en el bosque.

Aquel día, Marta disfrutó como nunca lo había hecho. Al caer la tarde, el padre de Marta tuvo que despertar a su hija de aquel maravilloso juego de imaginación, pues había que volver a casa para que mamá no se preocupara por ellos.

Papá, tenías razón, imaginar y crear historias es aún más divertido que sentarse junto a la consola. ¿Podemos volver otro día para recoger piedras?- preguntó emocionada la pequeña.

Claro que sí cariño, pero ahora vamos a volver y a hacer más dibujos para que puedas seguir imaginando.

Durante todo el verano Marta lo pasó de maravilla. Conoció nuevas amigas con las que jugar y no paró de dibujar nuevas historias con las que imaginar y crear nuevas aventuras con las que disfrutar.

ME ABURRO

¡Las mejores vacaciones son las que te permiten conocer gente nueva y descubrir que tu imaginación y creatividad no tienen límites! ¿Te animas a dar rienda suelta a tu imaginación?

Autora. Beatriz de las Heras 

Preguntas sobre el cuento.

  1. ¿Cómo empezaron las vacaciones de Marta?
  2. ¿Qué ocurrió para que Marta se sintiese tan sola?
  3. ¿Cuál es la frase que siempre repetía Marta cuando se quedaba sola?
  4. ¿Qué propuso el padre de Marta para animar a su hija?
  5. Describe cómo era el trayecto hasta llegar a las cascadas. ¿Cómo llegaron hasta allí?
  6. ¿Que idea le dio el padre de Marta para dejar de aburrirse? ¿Qué tenía que usar para conseguirlo?
  7. ¿Qué dibujo hizo en su hoja?
  8. ¿Qué dibujo imaginario salio a través de las cascadas?
    1. Un duende montado sobre un unicornio.
    2. Un hada del bosque montando un ciervo.
    3. Una princesa sobre una yegua blanca.
  9. Cuando Marta empezó a usar su imaginación ¿qué sucedió?
  10. ¿Has probado a dibujar o escribir tus propias imágenes o historias en un diario? Te sorprenderá lo divertido que es escribir o dibujar aquello que nos sucede en vacaciones. Lo mejor de todo es que puedes guardar el diario, en un lugar secreto, y volver a leerlo el siguiente verano, ¡es increíble lo diferentes que se ven las cosas de un año a otro! ¿Te animas a hacer ese experimento?

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